¿Dónde está el toro de Pamplona?
Otra vez se colgó el cartel de "no hay billetes" en Pamplona para demostrar la vigencia de la fiesta brava, ante el abarrotado coso navarro tres toreros muy dispuestos y un poco auspicioso debut de El Tajo y La Reina en los sanfermines. Un error del maestro Joselito venir a San Fermín sin estar listo para el reto.
Diego Urdiales (pizarra y oro) inicia variado y correcto con el capote ante el astado mejor presentado de la tarde. El de La Reina tiene fijeza en la muleta y acude con prontitud, pero cuando Urdiales intenta ligar el toro pierde las manos en reiteradas ocasiones. Insiste el riojano ante la nobleza y calidad del animal para dejar por el derecho una serie de buen gusto, por el izquierdo deja un par de naturales importantes. De menos a más una faena de detalles, saluda el riojano una ovación tras descabellar al burel.
Con su segundo Urdiales se muestra muy por encima, aunque el público estuvo más pendiente de la merienda que del buen hacer del torero en el ruedo. Echa la cara arriba el toro a todo momento pero Urdiales anda muy seguro y estructura una faena de las que gustan al aficionado exigente, logra muletazos dignos de ser fotografiados como una muestra de toreo añejo. Una pena que el público pamplonés no se haya volcado con el matador que es silenciado tras escuchar un aviso.
Morenito de Aranda (verde hoja y oro) hoy ha estado más dispuesto que nunca, su triunfo en Madrid le ha dado una inusitada confianza. Recibe a un impresentable toro con una larga de rodillas y lo intenta a la verónica. Brinda al público y se arrodilla en los medios pero poco puede hacer ante un astado que jamás mejora, continua protestando en la muleta sin mostrar fondo ni bravura.
Con el quinto se lució la cuadrilla del burgalés, muy bien en la lidia Luis Carlos Aranda, y extraordinarios los pares de Pascual Mellinas y sobre todo David Adalid, los dos últimos fueron ovacionados. Ya en el último tercio, Morenito quiere templarlo por el derecho pero el toro no tiene recorrido, el matador entonces con ganas de dejar un buen sabor se llena de recursos con una serie de desplantes en la cara del toro. "Me jode no triunfar", ha dicho un Morenito que pide sitio en todas las ferias.
Saúl Jiménez Fortes (verde hoja y oro) se ha jugado la vida en todo el sentido de la expresión, un valor inenarrable que parece no haberse afectado tras la espeluznante cornada que sufriera en San Isidro. La madurez de Fortes queda en evidencia cada vez que coge el capote y se pasa al toro tan cerca pero con temple, con la muleta deja que el anovillado astado de El Tajo arranque de lejos y evidencia el mando que hay en su muleta. Suave y templado en series de derechazos, con la muleta a la izquierda se pasa al toro por todos lados con los pies inmóviles. Se arrodilla y ve el peligro cerca cuando el astado le rompe la taleguilla de un pisotón, pierde la posibilidad del trofeo por pinchar la estocada y da una vuelta al ruedo.
Con el sexto Fortes vuelve a mostrar su gran manejo de la capa, pero el animal descastado y sin transmisión no permite mucho más. Pequeñas muestras de buen toreo con un gran natural en mitad de faena, luego dos buenos derechazos largos y templados. El problema es que Saúl continuo pegando pases alargando la faena inexplicablemente hasta volverla aburrida, terminó con una serie de manoletinas y la estocada hizo guardia.