Esto no es la fiesta
Vergüenza, es lo único que se puede decir ante tan impresentable corrida de Núñez del Cuvillo en una soporífera tarde de... no sabemos de qué, pero definitivamente no de toros. Para replantearse la búsqueda de nobleza y toreabilidad en desmedro de la casta y bravura. Anunciados en el cartel el ídolo local Enrique Ponce, la figura con mejor presente Sebastián Castella y la vuelta a una plaza de primera de David Mora, más allá de sus intentos se toparon con lo imposible.
Devuelto por inválido el primero para que salga un sobrero igual de rajado que a pesar de las nuevas protestas seguiría en el ruedo. Enrique Ponce (sangre de toro y oro) en torero gesto brinda a David Mora y funge de enfermero ante el rajado cuvillo, faena suave y a media altura para sacarle pasos que el toro no tenía. Faena técnica con compromiso y sin transmisión, estocada y ovación.
Impresentable también el cuarto ante el que Ponce dio una nueva clase de magisterio. Estéticos derechazos donde la emoción la pone el maestro de Chiva, el manso acusa su falta de fuerzas a pesar del trato suave aunque aún así se impone el torero. Cambio de mano y ha pegado tres naturales extraordinarios, sin duda lo mejor de la tarde, sigue alargando la faena el diestro que pincha y recibe una oreja bastante barata.
Salió con más movilidad el segundo pero falto de raza se apagó enseguida, Sebastián Castella (turquesa y oro) lo intentó con el capote donde algo de calidad enseñó el astado. El francés le da tiempo entre muletazos y le exige pero igual se para, poco que reseñar. La estocada es buena pero tarda mucho en caer y es silenciado.
Jabonero el quinto muy mal presentado y falto de raza como toda la corrida, con la muleta se las arregla Castella para dejar un inicio importante como acostumbra con inquietante quietud. Sin embargo, la faena empieza a naufragar y termina con toreo de cercanías sin transmitir, ovacionado el de Béziers.
El anovillado tercero se encuentra con el buen capote de David Mora (verde manzana y oro) pero sin raza ni fuerza es devuelto, el segundo sobrero ve también el buen saludo capotero. En el inicio de muleta tuvo transmisión el astado, aunque tarda mucho en arrancar y escarba como buen manso. Le pudo Mora por momentos pero duró apenas unas tres series, un festivo público le pidió la oreja que en buena decisión el presidente niega.
El capote del madrileño mantuvo su nivel en el soso e imposible sexto, pero lo mejor de la tarde llegó en el segundo tercio con Ángel Otero que se desmontera tras parar al astado con un par de libro. Nunca se acopló Mora con el astado y su faena fue, como casi toda la tarde, de mero trámite.